La Ironía de la Automatización: ¿Nos Hace la IA Más Dependientes de los Trabajadores Humanos?

Muchas empresas de IA nos venden la promesa de trabajos realizados de forma automática, sin ninguna intervención humana. Pero, ¿y si el uso masivo de la IA estuviera produciendo justo el efecto contrario? ¿Y si nos estuviera haciendo cada vez más dependientes de los trabajadores humanos?

Para explorar esta idea, abandonamos por un momento los papers de tecnología recientes y nos remontamos a un paper de sociología de 1983 que habla sobre la automatización de procesos industriales. Lo fascinante es cómo podemos adaptar su lógica al caso moderno de la Inteligencia Artificial, especialmente en el mundo de la creación de software, que es donde yo me muevo.

Puede ver el vídeo sobre este tema en mi canal

La Conversión de Expertos en «Vigilantes»

La idea central es que las máquinas —en nuestro caso, la IA— no pueden reemplazar completamente al ser humano. Necesitan que un humano las supervise y las corrija cuando se equivoquen. Esto significa que estamos convirtiendo a profesionales de gran experiencia y valor en vigilantes de la IA.

Pero no cualquiera sirve de «vigilante», para poder desempeñar esta labor de corrector, debes ser una persona con mucha experiencia en ese trabajo. El resultado es que coges a profesionales altamente cualificados y los pones a trabajar revisando la salida de una inteligencia artificial.

Este cambio de rol tiene consecuencias nefastas:

1. Descalificación y Estrés: El trabajador se aburre, lo cual puede provocar pérdida de motivación y estrés. Siente que su trabajo ha sido descalificado, que le han bajado de nivel, lo cual afecta su autoestima y carrera profesional.

2. Responsabilidad Disparada: Lo peor es que, aunque el trabajo parece menos cualificado, la responsabilidad se dispara. Antes, un desarrollo lo hacía un equipo de personas que actuaban intentando reducir errores. Ahora, la responsabilidad de que ese software funcione correctamente recae en una sola persona o un pequeño grupo de ellas.

El Ser Humano como Cuello de Botella

Aquí es donde encontramos la ironía más grande. La IA es capaz de generar toneladas de líneas de código por día, pero los seres humanos simplemente no somos capaces de revisar tantas líneas al día.

Los humanos nos convertimos en el cuello de botella del proceso creativo de la IA. Intentando prescindir de nosotros, lo que realmente estamos haciendo es eliminarnos de los procesos creativos y divertidos para colocarnos en un puesto que requiere mucho conocimiento, que es estresante, muy aburrido (revisar miles de líneas de código) y, además, con una responsabilidad mucho mayor que antes.

De hecho, posiblemente el salario termine siendo la parte más cara del proceso de desarrollo.

El paper lo resume de forma brillante con una frase: «Cuanto más avanzado es un sistema de control más crítica puede ser la contribución del operador humano.»

La Solución: Integración Creativa

Sé que existe la posibilidad de que en unos años la IA será capaz de realizar todo este trabajo sin necesidad de ningún humano, pero ahora mismo no parece que esto vaya a ocurrir pronto. Soy bastante crítico con la idea de que la IA generativa actual vaya a conseguir ser completamente independiente de los seres humanos.

La autora del paper, Lin Beainbridge, propone una solución viable: diseñar los procesos productivos para que el ser humano esté integrado en ellos y tenga una función creativa. No debe estar simplemente al final de la línea productiva viendo si el código que sale es correcto.

Mi opinión personal es clara y la comparto plenamente: la IA tiene que ser una herramienta para los humanos, no un sustituto de humanos. Aunque estoy seguro de que muchas empresas no comparten mi visión.